Contaminación plástica: las negociaciones del tratado se adentran en el meollo de la cuestión
La contaminación plástica se ha convertido en un problema global apremiante, y representantes de 175 países se reunieron en París para conversar con el objetivo de llegar a un acuerdo histórico para abordar este problema. Las charlas, que tuvieron lugar en la sede de la UNESCO, tuvieron como objetivo avanzar en la elaboración de un acuerdo que abarque todo el ciclo de vida de los plásticos. El jefe de negociaciones, Gustavo Meza-Cuadra Velázquez de Perú, reconoció el inmenso desafío pero enfatizó que no es insuperable.
El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió el fin del modelo de producción insostenible, donde las naciones más ricas exportan desechos plásticos a países más pobres. Describió la contaminación plástica como una bomba de relojería y enfatizó sus riesgos para los objetivos de calentamiento global, la biodiversidad y la salud humana. Macron insistió en la necesidad de reducir la producción de plásticos, en particular los plásticos de un solo uso, que se encuentran entre los productos más contaminantes.
La escala del problema de la contaminación por plástico es significativa, con una producción anual de plástico que se duplicó con creces en los últimos 20 años y se prevé que se triplique en cuatro décadas. La mayoría de esta producción se desecha después de un uso único o limitado, y se recicla menos del 10 por ciento. Una porción significativa termina como desechos, ya sea tirados o quemados ilegalmente. Los grupos ambientalistas han expresado su preocupación por el cabildeo de la industria que influye en las conversaciones, lo que lleva a protestas fuera del lugar.
La contaminación plástica no solo ha afectado el medio ambiente, sino que también se ha encontrado en varios ecosistemas, desde el Polo Norte hasta las profundidades de los océanos. Se han detectado trozos microscópicos de plástico en humanos, incluso en sangre, leche materna y placentas. Además, el plástico contribuye al calentamiento global, representando el 3,4 por ciento de las emisiones globales en 2019, según la OCDE.
Las conversaciones en París tenían como objetivo reducir los elementos que deberían incluirse en el borrador del texto del tratado. Las acciones de política bajo consideración incluyeron una prohibición global de plásticos de un solo uso y límites de producción en la producción de nuevos plásticos. Sin embargo, hubo preocupaciones de que el tratado podría no incluir objetivos para reducir la producción total de plástico. Algunos países, incluidos China, Estados Unidos, Arabia Saudita y otras naciones de la OPEP, favorecieron centrarse en el reciclaje y la gestión mejorada de desechos en lugar de recortes absolutos en la producción debido a sus importantes industrias petroquímicas.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente enfatizó la urgencia de abordar el problema de la contaminación plástica, afirmando que la cultura del plástico desechable estaba causando una contaminación generalizada, dañando los ecosistemas, contribuyendo al cambio climático y dañando la salud humana, siendo las comunidades más vulnerables las más afectadas. La responsable del programa, Inger Andersen, enfatizó que reciclar por sí solo no resolvería el problema.
La reunión de París fue la segunda de cinco sesiones en el proceso de negociación. Está previsto que el tratado final se adopte a mediados de 2025, luego de reuniones adicionales en 2023 y 2024. Las limitaciones de acceso debido al espacio limitado en el lugar generaron preocupaciones entre los activistas, quienes pidieron una mayor participación pública en el proceso.